Hay muchas reglas para la socializaciónEs cuando nos relacionamos con otras personas y la manera en que lo hacemos.. Por ejemplo:
- Cuando vea a alguien, pregúntale cómo está.
- Cuando alguien te pregunte cómo estás, respóndele que estás bien.
- Habla en voz baja cuando estés en interiores.
- Usa ropa elegante en eventos elegantes.
- Habla de las cosas que te gustan solo por poco tiempo.
- No interrumpas a las personas.
Muchas de esas reglas de socialización no están escritas y nadie las dice de forma clara. La gente solo espera que las sepamos. Esto puede ser muy difícil para las personas autistas. ¿Cómo podemos saber una regla si nadie nos la ha dicho?
Las personas no-autistas no tienen que pensar en esas reglas, porque se les hace fácil seguirlas. Pero nosotros tenemos que pensar en las reglas y en cómo seguirlas. También es posible que no seamos capaces de seguirlas aunque las sepamos.
Por ejemplo:
Sonya está en la biblioteca, y la regla en la biblioteca es estar en silencio. Pero Sonya no puede estar en silencio, porque su boca hace sonidos aun cuando quiere estar en silencio. A Sonya le preocupa la regla, y piensa mucho en esa regla. Pero no puede seguirla.
Además, las reglas a veces cambian. Puede depender de dónde estás y de qué estás haciendo. Para las personas autistas es difícil saber cuándo cambian las reglas.
Por ejemplo:
Jane es autista. Jane se siente mal, así que va al doctor. El doctor le pregunta “Hola, ¿cómo estás?”, Jane le dice “Me siento enferma. Me duele la cabeza y tengo la nariz congestionada.” Está bien que Jane le diga eso al doctor, porque así el doctor sabrá qué hacer.
Después de ir al doctor, Jane va a un restaurante. El mesero le pregunta “Hola, ¿cómo estás?”, Jane le dice “Me siento enferma. Me duele la cabeza y tengo la nariz congestionada.” El mesero solo está siendo amable, y en realidad no le interesa saber cómo se siente Jane. Esa persona esperaba que Jane dijera “Bien, gracias.”
Muchas personas autistas pasan mucho tiempo tratando de comprender estas reglas. Podemos desarrollar nuestros propios mecanismos para entenderlas, o inventarnos nuestras propias reglas. Hacer todo eso requiere mucho esfuerzo.