Algunas personas usan el concepto de “edad mental”. Las personas dicen “edad mental” cuando hablan de las discapacidades del desarrollo. Los adultos con discapacidades del desarrollo tienen muchas necesidades. Algunos necesitamos ayuda con cosas que la mayoría de niños pueden hacer solos, por eso hay personas que dicen que nuestras mentes son cómo las de los niños.
Algunas personas autistas tienen intereses que generalmente suelen tener los niños, pero no los adultos. Además, podemos hablar cómo los hacen los niños, o jugar de forma parecida a cómo juegan los niños. Algunas personas pueden decir que somos cómo niños debido a eso, pero esas personas se equivocan.
Por ejemplo:
Beth tiene 36 años y tiene una discapacidad intelectual. No puede distinguir el lado derecho del lado izquierdo, y le gusta el programa de TV: Las pistas de Blue. Un doctor piensa que Beth es cómo una niña de 5 años, y dice que su “edad mental” son 5 años. Eso no tiene sentido, porque Beth ha estado viva por 36 años. Su cerebro no es cómo el cerebro de una niña de 5 años, y por tanto, es grosero decir que ella es cómo una niña.
Ser considerado cómo un niño no tiene que ver con lo que puedes o no puedes hacer, ni con la manera cómo hablas o juegas. Ser considerado un adulto tampoco tiene nada que ver con eso.
Cada año que vivimos aprendemos y maduramos un poco más. La edad de las personas son los años que tienen, la edad mental es un concepto equivocado.
Los adultos autistas no tenemos mentes de niños, tenemos la mente de adultos autistas. Los adultos autistas con discapacidades intelectualesDiscapacidades que influyen en la forma en la que una persona piensa y aprende. Las personas con discapacidad intelectual pueden aprender de forma más lenta. también son adultos.
Las personas autistas tenemos el mismo derecho a hacer cualquier cosa que otro adulto pueda hacer. Las personas adultas podemos tener relaciones sexuales, casarnos, tener hijos, tomar nuestras propias decisiones y escoger cómo vivir nuestras propias vidas.
Puede que algunas cosas las hagamos de forma distinta a las personas no-autistas, y puede que necesitemos más apoyo. Pero no por eso dejamos de ser adultos.