Las personas autistas tenemos derecho a la privacidad:
- Tenemos derecho a escoger lo que las personas pueden o no saber sobre nosotros.
- Tenemos derecho a tener el control de las imágenes y los videos de nosotros que son compartidos.
- Tenemos derecho a tener el control sobre las historias que las personas cuentan sobre nosotros.
- Tenemos derecho a decidir qué cosas de nosotros se pueden compartir y qué cosas de nosotros son privadas.
Muchos padres toman fotos de sus hijos. Esto puede ser algo bueno, pero algunos padres toman fotos de sus hijos haciendo cosas privadas. Ellos pueden tomar fotos de sus hijos en el baño o teniendo un colapso. Luego, comparten las fotos en internet. Las personas autistas merecemos privacidad, incluso cuando somos niños. Y necesitamos aún más privacidad si estamos pasando por un momento difícil.
A veces, las personas autistas compartirán algunas cosas sobre autismo, y puede ser que compartamos cosas de nuestra vida privada para ayudarlos a entender. Eso no significa que queramos compartir esas cosas todo el tiempo, o compartirlas con todo el mundo. No repitas las cosas privadas que una persona autista te comparte, y pídenos permiso si quieres compartir nuestras historias con alguien más.
Las personas autistas también tenemos derecho a no compartir cosas privadas si no queremos hacerlo. Las personas autistas hablamos de autismo todo el tiempo y algunas personas nos preguntan sobre nuestras cosas privadas. Tenemos derecho a no responder esas preguntas, y tenemos derecho a hablar de autismo aunque no respondamos esas preguntas. No estamos obligados a compartir información sobre cuándo logramos ir al baño solos, cuándo nos diagnosticaron, o si nos lastimamos a nosotros mismos o no.
Las personas autistas que son cercanas a ti pueden decirte cosas privadas. Esta es una parte normal de ser familia o ser amigos. No deberías compartir con otras personas esas cosas que te decimos en privado. Las reglas son las mismas que cuando una persona no autista te dice un secreto.